Seguro que te has hecho esa pregunta en muchas ocasiones, pues bien, cualquier momento es bueno para revisar la visión de un niño. Un óptico especializado es capaz de evaluar las diferentes habilidades visuales que un niño tiene que tener según su edad y nivel de desarrollo.
De todos los sentidos, la visión es el menos desarrollado de un recién nacido, pero su evolución se produce de manera rápida en las primeras semanas de vida.
No nacemos “viendo”, sino con la “capacidad de aprender a ver”, y la madurez visual va ligada al resto de maduración motriz y neuronal.

A continuación comentamos de manera breve las diferentes etapas del desarrollo visual de un niño.
De 1 a 3 meses, los bebes buscan, fijan y siguen la luz u objetos con grandes movimientos oculares dentro de su campo visual. Es un periodo en el que no ven con los dos ojos a la vez (fase monocular).
De 3 a 5 meses, los bebés pueden contemplar sus manos a distintas distancias y jugar con ellas o con los juguetes que tienen a su alrededor.
De 6 a 8 meses, ya pueden coordinar su visión con el movimiento de sus manos pasándose los objetos de una mano a otra. Los ojos empiezan a trabajar a la vez (etapa binocular) se alinean y empiezan a mirar al mismo tiempo un objeto. Hacen pruebas calculando las distancias y mejoran todos los movimientos oculares con el gateo. De esta manera se activa la visión binocular, los laberintos, la audición biaural, los nervios oculomotores, el reflejo postural y los músculos del cuello y del tronco.
De 9 meses a 1 año de edad, van tocando los objetos con los dedos y juegan con ellos. También empiezan a buscar los juguetes que se les caen para cogerlos. Se considera que la retina infantil alcanza la madurez del adulto entre los 6 y los 11 meses de edad.
De 3 a 6 años, la visión se desarrolla completamente, el esquema corporal, la lateralidad y direccionalidad tienen una misma base. El movimiento coordinado, dirigido y organizado del campo visual del niño va a permitir en la fase preescolar que este se inicie en la lecto-escritura.
A los 6 años finaliza el desarrollo de las capacidades visuales, la agudeza visual habrá ido aumentando aproximadamente hasta el 100%. Se adquiere la coordinación motriz entre los dos ojos, capacidad para enfocar, la percepción del espacio en 3 dimensiones, así como el resto de las habilidades visuales.
El niño deberá estar preparado para enfrentarse a las exigencias del colegio, que son principalmente visuales.
Desde los 6 a los 12 años, se produce la madurez del sistema visual. En esta fase se debe consolidar una visión eficaz, que irá unida al buen rendimiento escolar. Tanto la lectura, la motricidad ocular así como el sistema acomodativo y binocular son fundamentales en esta edad. Gracias a ellos, se puede conseguir una buena eficacia, durante las prolongadas tareas en visión próxima, a las que el niño se verá sometido en su etapa escolar.
Cuando el niño tiene bien desarrollada la capacidad visual, tiene más facilidad para correr, saltar, sortear obstáculos, evitar irregularidades del terreno, montar en bicicleta… A su vez, la actividad visual se ve estimulada con nuevos niveles de experiencias, que le permiten ser más eficaces, aumentar su capacidad de desplazamiento móvil o les surge la necesidad de manejar las informaciones visuales de forma más rápida, entre otras…
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